martes, 8 de abril de 2008

Libertad de expresión vs. Reputación

La lucha por los derechos naturales del hombre se han sucedido incansablemente en los tomos de la historia de cada país. En América Latina se aprecia cómo uno de estos derechos en especial no es respetado por parte de los gobiertnos, pues pendulan entre lo tirano y lo dictatorial -con muy buenos sastres, eso sí, que los disfrazan a la perfección de lo que no son-.

¿Cómo evolucionará este derecho -natural- llamado LIBERTAD DE EXPRESIÓN en la era digital? Como CM de un portal que genera y recopila valoraciones acerca de un destino o lugar determinado, recibo todas las semanas mensajes donde se deja entrever un atentado contra este derecho.

El uso de internet como medio de comunicación se ha expandido explosiva e impetuosamente. Las empresas y los hoteles están percatándose de que está circulando información en internet acerca de los mismos que pueden afectar a su reputación; la respuesta a este descubrimiento es variado:

- Hay quien considera esta información como un guía útil para mejorar el servicio al cliente y se propone utilizar la crítica de forma positiva.

- Hay quien opta por amenazar a aquel que ha expresado su opinión acerca de su empresa, y no públicamente, claro. Este es el mensaje que he recibido ayer por la tarde, y os aseguro que recibo varios de estos todos los meses:

Hola Prisilla, te escribo para comentarte lo que me ha pasado con una opinión que he solicitado que me borren (es del hotel XXXX). Los dueños la han leído y se han ofendido mucho, aunque yo no cuento ninguna mentira ni escribo en todo ofensivo, pero han amenazado con denunciarme y he preferido pediros que la borréis y evitarme problemas mayores. Además esto es un pueblo pequeño, mi padre tiene un negocio aquí, mi marido también, y esta gente podría llegar a perjudicarles y eso sí que no lo quiero. Lo he comentado con el usuario administrador YYY y me dijo que te avisara a ti también. Espero que me la podáis borrar (ya he avisado en mantenimiento de la base de datos) y así quedarme tranquila. Muchas gracias

Sólo en este caso me gustaría reivindicar que no sólo es necesaria una normativa que aseguren unas reglas del juego más limpias y un control más eficiente de la reputación de las empresas, sino también una que asegure la libertad de opinión -digital-, que permita que alguien pueda opinar y expresar su opinión libremente, sin miedo a recibir amenazas y sin necesidad de firmar anóninamente.

4 comentarios:

Rafael Martínez dijo...

Prisilla,

me parece increible lo que cuentas. O sea que, ya no sólo se puede comprar la reputación on-lin, sino que, además hay amenazas de forma abierta y sin ninguna impunidad.
Creo que estamos donde siempre, pero lo llamamos de otra forma.

Un saludo,

Rafael

Anónimo dijo...

Pues hasta que encontremos otra cosa, de momento yo creo que hay que defender la existencia de los anónimos. Yo siempre los he defendido aunque hasta ahora, por suerte, no he tenido que usarlo.

Ya no te digo si además hablamos de otros países en que existe menos libertad que aquí.

Yo creo que es un derecho fundamental que hay que defender y garantizar.

Pere Martí Franco dijo...

Carme, no comparto tu idea de anonimato.

Pienso siempre en:
- Respeto
- Trata a los demás como quiras que te traten a ti.

La única forma de defender y garantizar un derecho fundamental es la denuncia. Y trivago debería de dar soporte al usuario al 100%. Facilitarle los medios, si no los tiene, para defenderse de las amenazas.

Anónimo dijo...

Hay muchas, variadas y sutiles formas para que una persona no se sienta completamente libre de decir su opinión y prefiera callarse.

En esta ocasión lo sabemos porque la persona lo ha visto después de haber dejado su comentario y se ha arrepentido después. ¿Qué pasaría si se hubiese sentido coaccionada antes de dejar el mensaje?

Quizá en esas circunstancias habría decidido no dejar ningún comentario? Nadie se habría enterado, no estaríamos hablando de ello, pero eso no significaría que no existiese, no?

Ante estas circunstancias ¿no es preferible que la persona pueda elegir usar el anónimo si así lo cree conveniente? ¿No es preferible tener un anónimo (a pesar de que no sea lo mismo que uno firmado) antes que no tener nada?